Origen y solución, en eso se basa todo lo que hago con los pacientes. Encontrar el origen de una situación, para poder estudiarlo en profundidad y así dar con la solución.
En este artículo voy a hablar de la disbiosis intestinal porque es, sin ninguna duda, una de las principales causas del sobrecrecimiento bacteriano en el intestino (SIBO). ¡Allá vamos!
La disbiosis intestinal es el desequilibrio del conjunto de microorganismos que habitan en el intestino, conocido también como microbiota o flora bacteriana. ¿Veis lo relacionados que están todos los conceptos que estamos investigando en el blog?
Este desequilibrio se manifiesta en el organismo en forma de molestias digestivas, trastornos de la piel, dolores de cabeza, fatiga y trastornos musculares y articulares.
Algunos de los motivos más comunes que provocan esta patología pueden ser una dieta desequilibrada, el uso excesivo (y mal uso) de medicamentos, no saber cómo controlar el estrés, los malos hábitos y el propio envejecimiento.
Para poder diagnosticarlo, los profesionales nos basamos en la descripción detallada de los síntomas del paciente y un estudio de disbiosis e inflamación sistémica, a través de un análisis de heces.
El objetivo del tratamiento es reequilibrar la flora intestinal, reparar el tubo digestivo e incorporar probióticos y prebióticos. Compartiendo todo el proceso con cada paciente, entienden el paso a paso y así son realmente conscientes del cambio.
Lo primero que hago con mis pacientes que sufren de SIBO como consecuencia de una disbiosis, es tratar el sobcrecimiento bacteriano para, una vez eliminado, poder centrarnos y reparar el origen que lo ha causado para evitar que se repita.
Síntomas de la disbiosis intestinal
A continuación, vamos a analizar uno a uno los posibles síntomas que afectan a diferentes áreas del cuerpo. Cuando acudas a un profesional, repasa esta lista y anota con los que te sientas identificado.
Molestias digestivas
Las molestias digestivas son uno de los síntomas más comunes de la disbiosis intestinal. Estas pueden manifestarse en forma de hinchazón abdominal, flatulencia y alteraciones en el tránsito intestinal, que afectan a la calidad de vida y al día a día del paciente.
Trastornos de la piel
Ten en cuenta que si nuestro intestino no absorbe bien los nutrientes, afecta directamente a nuestra piel en forma de acné, eczema o psoriasis.
Dolores de cabeza
Los dolores de cabeza frecuente o crónicos también pueden estar relacionados con la disbiosis intestinal. Estos dolores pueden variar en intensidad y frecuencia. No te confíes, el intestino gobierna gran parte de nuestro organismo y es vital cuidarlo adecuadamente para sentirnos mejor.
Fatiga
Muchas personas experimentan una sensación constante de cansancio y falta de energía, lo que puede afectar su capacidad para llevar a cabo las actividades diarias de manera óptima.
Trastornos musculares y articulares
Estos problemas pueden incluir dolores musculares, rigidez y articulaciones inflamadas, dificultando así la movilidad y causando molestias en el cuerpo.
Causas de la disbiosis intestinal
Dieta desequilibrada
Una dieta desequilibrada rica en alimentos ultraprocesados, hipercalóricos (bajos en densidad nutricional y micronutrientes), azúcares y harinas refinadas puede contribuir al desequilibrio de la microbiota intestinal. Estos alimentos pueden bajar la calidad de la diversidad bacteriana y afectar la salud de nuestras bacterias intestinales. Aprovecho para hacer hincapié en que una dieta equilibrada te ayudará en cada aspecto de tu vida, no solo en lo que se refiere a salud intestinal.
Uso de ciertos medicamentos
Algunos medicamentos, como los antibióticos, los inhibidores de la bomba de protones, los antipsicóticos y los inmunosupresores, pueden tener un impacto negativo en la flora intestinal. Estos medicamentos pueden alterar el equilibrio de microorganismos en el intestino (la microbiota) y favorecer el desarrollo de la disbiosis. Los medicamentos deben estar sujetos siempre a una prescripción de un profesional.
Mal manejo del estrés y malos hábitos de vida
El estrés crónico y los malos hábitos, la falta de un buen descanso y el sedentarismo, también pueden influir en la composición de la microbiota intestinal y, por tanto, en su equilibrio.
Envejecimiento
Con el paso del tiempo, se producen cambios en nuestro cuerpo y, por supuesto, también en la composición de la microbiota intestinal. Si en tu vida un cambio te pilla por sorpresa y provoca lo que conocemos como un «caos», imagínate lo que supone para un órgano vital. Por este motivo es tan importante prevenir y hacerse chequeos médicos con frecuencia, para que el organismo esté preparado.
Es importante tener en cuenta que estas son algunas de las causas más comunes de la disbiosis intestinal, pero también pueden existir otras causas específicas en cada caso individual. Es fundamental identificar y abordar estas causas para tratar adecuadamente la disbiosis y trabajar en equipo para conseguir una salud intestinal óptima.
Diagnóstico de la disbiosis intestinal
La disbiosis intestinal se diagnostica a través de la descripción de los síntomas por parte del paciente y la realización de un análisis de heces para estudiar la composición de la flora o microbiota intestinal.
Es importante describir de manera detallada los síntomas que cada persona experimenta, incluyendo la intensidad, frecuencia y duración. Este paso es de gran ayuda para el especialista y nos permite tener una mejor comprensión de cada situación. Así podremos realizar un diagnóstico preciso. Recuerda, 1+1 no siempre son 2 en Medicina.
Análisis de heces
El análisis de heces es una herramienta fundamental en el diagnóstico de la disbiosis intestinal. A través de este análisis, se estudia la composición de la flora intestinal, identificando las bacterias presentes y evaluando su equilibrio. Yo me imagino que estamos en una clase y hay que pasar lista, para controlar quién está, quién falta o quién no debería estar (bacterias).
Este análisis se realiza mediante la recolección de una muestra de heces, que posteriormente es analizada en el laboratorio. Se identifican tanto las bacterias beneficiosas como las potencialmente dañinas, y se evalúa si existe un desequilibrio en la microbiota intestinal.
Además, el análisis de heces puede proporcionar información sobre la presencia de otros microorganismos, como parásitos o levaduras.
El Instituto de Microecología realiza una labor precisa y profesional en este tipo de estudios. Mis pacientes conocen bien la profundidad y exactitud de sus estudios, que sin duda son un gran punto de partida para establecer un tratamiento eficaz.
Tratamiento de la disbiosis intestinal
Reequilibrio de la flora intestinal
Si la disbiosis intestinal es el desequilibrio de la flora intestinal, el primer objetivo del tratamiento no podía ser otro que recuperar su equilibrio y estado habitual.
Ya sabes que la dieta siempre forma parte de un tratamiento gastrointestinal completo, por lo que es importante incorporar alimentos ricos en probióticos, como el yogur natural, el chucrut y el kéfir, que ayudan a inclinar la balanza hacia la mayor producción de bacterias beneficiosas para el intestino. Además, siempre es adecuado reducir o eliminar por completo el consumo de alimentos procesados y azucarados, que pueden alterar el equilibrio de la flora intestinal.
Asimismo, siempre por recomendación y bajo supervisión de un profesional, es importante considerar el uso de suplementos probióticos para ayudar a restablecer la diversidad de microorganismos en el intestino. Estos suplementos pueden contener una variedad de cepas bacterianas, entre las que destaco la bacteria lactobacillus, que contribuyen a mejorar la salud digestiva y fortalecer el sistema inmunológico.
Reparación del tubo digestivo y la mucosa intestinal
El siguiente paso del tratamiento está relacionado con acudir al foco del problema. Si recuerdas, en artículos anteriores te explicaba la función de la barrera intestinal, que es el escudo que nos protege frente a bacterias patógenas. La reparación del tubo digestivo y la mucosa intestinal es fundamental para restaurar la integridad de la barrera intestinal.
Lograrlo es relativamente sencillo, ya que podemos alcanzar nuestro objetivo a través de una alimentación adecuada que promueva la salud de la mucosa intestinal. Es recomendable incluir alimentos ricos en fibra, como frutas, verduras y cereales integrales, que favorecen la regeneración de las células intestinales y mejoran la función digestiva, fortaleciendo la estructura de la barrera intestinal.
Además, alimentos como las legumbres, cereales el arroz, contienen altos niveles de almidón resistente, el cual no es digerido y llega intacto al colon y se convierte en el alimento favorito de las bacterias «buenas» a nivel intestinal. Truco para los y las chef de la casa: después de cocer, por ejemplo, un plato de pasta, metedlo en la nevera y dejarlo enfriar durante la noche. Al día siguiente, ese plato será una gran fuente de almidón resistente para tu organismo.
También es importante evitar alimentos potencialmente inflamatorios, como los alimentos procesados, las grasas trans e hidrogenadas y los alimentos ricos en gluten, que pueden dañar la mucosa intestinal.
Uso de probióticos y prebióticos
Los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se consumen en cantidades adecuadas, proporcionan beneficios para la salud. Dicho así suena un poco raro, lo sé, pero son muy fáciles de ingerir ya que se encuentran en alimentos como el yogur, el kéfir, el chucrut, los suplementos probióticos y otros alimentos fermentados.
Por otro lado, los prebióticos son fibras no digeribles que actúan como alimento para las bacterias beneficiosas en el intestino, ayudando así a su reproducción y que ganen la batalla a las bacterias patógenas. ¿En qué alimentos podemos encontrarlos? En alimentos tan básicos como la cebolla, el ajo, los espárragos o los plátanos verdes.
Consumir una combinación adecuada de probióticos y prebióticos puede ayudar a promover un equilibrio saludable en la flora intestinal, ayudando así a nuestro intestino a regularse y recuperar su estado óptimo.