¿Te han dicho que tienes la función hepática alterada y no sabes qué significa exactamente?
No estás solo. En consulta, veo a diario personas con analíticas que les generan miedo, confusión y dudas… cuando muchas veces lo que reflejan no es una enfermedad, sino una señal del cuerpo que merece ser escuchada.
Más que un número: lo que he aprendido del hígado en estos años

La función hepática no es solo un dato de laboratorio, es un reflejo directo de cómo estamos viviendo.
El hígado es el gran procesador del cuerpo, y llevo años viendo cómo el estrés crónico, la mala alimentación, el sedentarismo y el uso excesivo de medicamentos terminan afectándolo, de forma silenciosa, pero constante. Cuando aparecen enzimas hepáticas elevadas (como AST, ALT o GGT) o valores anormales de bilirrubina, no siempre significa que haya daño. Muchas veces es una llamada de atención. Una oportunidad para actuar.
¿Cómo lo abordo desde la consulta integrativa?
Siempre explico a mis pacientes que las analíticas son un mapa, no el territorio. Y que detrás de cada función hepática alterada puede haber causas perfectamente reversibles.
Por eso no me limito a ver los números: escucho al cuerpo, escucho al paciente, y miro más allá del papel. Desde ahí nace el enfoque integrativo.
Mi enfoque para recuperar el equilibrio hepático
La medicina integrativa no sustituye a la medicina convencional: la complementa. Y su fuerza está en mirar al paciente como un todo.
En cada caso, revisamos hábitos, alimentación, descanso, ejercicio, y buscamos alternativas menos agresivas cuando los medicamentos impactan en la función hepática. Los resultados que he visto con este enfoque son reales, sostenibles y transformadores.
¿Qué recomiendo comer cuando el hígado pide ayuda?
Una alimentación consciente puede cambiar no solo una analítica, sino la calidad de vida.
En consulta suelo recomendar:
- Verduras de hoja verde (espinaca, escarola, rúcula)
- Crucíferas (brócoli, coliflor, repollo)
- Frutas amargas o ácidas como limón o pomelo
- Cúrcuma y jengibre
- Mucha agua, poca carga tóxica

El movimiento como medicina diaria
No hace falta correr maratones. Basta con caminar cada día, moverse al aire libre, subir escaleras, respirar profundamente.
He visto mejoras increíbles sólo con incorporar movimiento constante (Incluso en mi propio cuerpo). Porque el hígado, igual que el resto del cuerpo, necesita oxigenarse, circular, renovarse.
Menos medicamentos, más conciencia
Una parte clave del enfoque integrativo es revisar la medicación. Muchos fármacos, incluso los más comunes, tienen un impacto hepático que no siempre se tiene en cuenta. En consulta evaluamos si hay formas de reducir dosis, hacer pausas o acompañar el tratamiento con suplementos hepato-protectores que respeten el equilibrio interno.
Plantas que el hígado agradece: aliados naturales para protegerlo
Además de la alimentación y el movimiento, hay plantas con acción hepatoprotectora que se han utilizado durante siglos y que cuentan con respaldo en estudios actuales.
No son soluciones mágicas, pero sí herramientas valiosas que pueden ayudar a mejorar la función hepática y facilitar la recuperación.
Cardo mariano
Reconocido por su principio activo, la silimarina, que protege las células hepáticas frente al daño oxidativo y favorece su regeneración. Lo recomiendo especialmente en personas con historial de medicación intensa, hígado graso o exposición continuada a tóxicos.
Boldo
Tiene efecto colerético, estimula la producción de bilis y mejora la digestión. Muy útil en digestiones lentas o sensación de pesadez hepática.
Desmodium
Planta tradicional utilizada por sus propiedades antiinflamatorias y regeneradoras. Suele recomendarse como apoyo post-medicación o en casos de transaminasas elevadas.
Diente de león y alcachofera
Amargas naturales que favorecen el drenaje hepato-biliar. Suelen utilizarse en infusión para acompañar procesos de limpieza o sobrecarga.
Lo importante es que su uso sea individualizado, en el momento adecuado y bajo acompañamiento profesional, sobre todo si se están tomando medicamentos o hay patologías hepáticas de base.

Una visión que comparto con cada paciente
Cuando veo una función hepática alterada, no pienso en enfermedad: pienso en oportunidad.
Oportunidad para revisar hábitos, resetear el cuerpo y reconstruir desde la raíz.
Porque la verdadera medicina no solo trata síntomas. Escucha, acompaña y transforma.
Ese es el camino que yo mismo he recorrido… y que hoy comparto con quienes confían en mí para recuperar su salud.
— Dr. Jaume Fontanals Jorba