En consulta suelo explicarlo así: «Imagina que el intestino es una red protectora: si tiene agujeros, deja pasar lo que no debería. Ahí empieza el caos inflamatorio». La permeabilidad intestinal aumentada —también conocida como intestino permeable— es uno de los pilares ocultos de muchas molestias digestivas, autoinmunes y neurológicas. Pero lo bueno es que se puede reparar, regular y fortalecer, con un enfoque integrador y consciente.
¿Qué es exactamente la permeabilidad intestinal?

La pared intestinal está formada por células unidas entre sí por lo que llamamos tight junctions, o uniones estrechas. Estas regulan el paso selectivo de nutrientes al torrente sanguíneo. Cuando se alteran, permiten que proteínas mal digeridas, toxinas o bacterias pasen al interior del cuerpo, generando una respuesta inmune crónica e inflamación sistémica.
Suele estar relacionada con estrés crónico, mala alimentación, infecciones intestinales, uso prolongado de AINES o antibióticos, disbiosis intestinal e incluso con el déficit de vitamina D.
¿Cómo sé si tengo el intestino permeable?
Los síntomas son variados y muchas veces difusos. Pero algunos signos de alerta que comento en consulta son:
- Digestiones lentas, gases o hinchazón post comida
- Alergias alimentarias o sensibilidad a ciertos alimentos
- Fatiga persistente o niebla mental
- Dolor articular sin causa aparente
- Problemas dermatológicos (acné, rosácea, eczema)
- Trastornos autoinmunes (hipotiroidismo, artritis, psoriasis)
Como suelo decir: «Cuando el intestino se vuelve poroso, el cuerpo entra en guardia todo el día, y eso pasa factura por todas partes».
Claves sobre como mejorar la permeabilidad intestinal
Aquí es donde entra la medicina integrativa: combinar alimentación, suplementación, gestión emocional y estilo de vida. No hay una única causa, y por eso tampoco hay una única solución. Estas son las fases que trabajo con mis pacientes:
1. Eliminar lo que daña
- Azúcares refinados y harinas blancas
- Ultraprocesados, alcohol, aditivos
- Gluten y caseína en fases iniciales
- Fármacos antiinflamatorios (siempre bajo revisión médica)
2. Reparar la mucosa intestinal
- L-glutamina (mi suplemento base en la mayoría de protocolos)
- Zinc carnosina, vitamina A y D
- Omega 3 para reducir la inflamación
- Caldo de huesos o gelatinas naturales
«El intestino necesita nutrientes estructurales, como si reconstruyeras una pared ladrillo a ladrillo».
3. Reequilibrar la microbiota
- Probióticos específicos según síntomas
- Prebióticos naturales (alcachofa, plátano verde, lino molido)
- Evitar la disbiosis con una dieta rica en fibra y polifenoles
4. Regular el sistema inmune
- Vitamina D y K2
- Curcumina y resveratrol como antiinflamatorios naturales
- Supervisar permeabilidad intestinal con test funcionales si es necesario
La alimentación como medicina

Una frase que repito constantemente: «Tu intestino escucha lo que comes, lo que piensas y lo que sientes. Pero sobre todo, escucha cómo te alimentas día tras día».
Por eso, estas son algunas recomendaciones clave:
- Evita comer rápido y con distracciones
- Prioriza alimentos reales, de temporada y antiinflamatorios
- Cocina en casa tanto como puedas
- Hidrátate bien (agua tibia, infusiones digestivas)
- Añade fermentados como chucrut, miso o yogur natural (si hay tolerancia)
Reflexión final
La permeabilidad intestinal no es un problema menor. Es muchas veces la raíz silenciosa de síntomas que parecen desconectados. La buena noticia es que el intestino tiene una gran capacidad de regeneración si le das lo que necesita.
En mi práctica he visto transformaciones increíbles simplemente cambiando la forma de comer, de respirar y de entender al cuerpo.
«Cuidar el intestino no es una moda. Es una forma de cuidar tu salud en todos los niveles.»sta por fórmulas seguras y sé constante en su uso. Tu piel y tu cuerpo te lo agradecerán.